Como planteábamos al principio de este artículo, su origen se explica a través de varios factores: genéticos, fisiológicos, personales y ambientales.

Factores genéticos:

– Existe cierta predisposición genética. Habrá que valorar los antecedentes familiares ya que se trata de un desorden heredable.

– La existencia de antecedentes en familiares próximos puede aumentar en un 25% – 30% las probabilidades de padecerla.

Factores fisiológicos:

– Niveles bajos de serotonina, por ello, en algunos casos se emplean fármacos cuya función es aumentar la predisposición de los niveles serotonérgicos.

– También pueden darse alteraciones endocrinas e incluso procesos inflamatorios, aumentando las probabilidades de su aparición.

– Como conclusión, gran variedad de problemas del organismo alteran nuestra química, pudiendo desembocar en un cuadro depresivo.

Factores personales:

– Prevalencia significativamente superior en mujeres, sobre todo en el embarazo y tras el parto, debido a la alteración hormonal.

– Mayor incidencia entre los 35 y 45 años, (también existe en menores, en la pubertad y adolescencia, donde se dan importantes cambios hormonales).

Factores ambientales (Estímulos externos que influyen en la persona):

– Problemas familiares, laborales y situaciones negativas pueden  desencadenar en el trastorno.

– Consumo habitual de drogas o alcohol.

– Escasez de relaciones sociales, dificultad en la comunicación y el aislamiento.